Los niños felices preparaban un altar
Y no eran para los difuntos, eran para tragar
Cuado se dieron cuenta que algo les faltaba
Era la calavera que ya había arrasado hasta con las mandarinas
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La calavera llego a la escuela y se llevó la ofrenda
Todos miraron y susurraron, nadie quería irse al otro mundo
Solo un joven valiente levanto la mano y dijo:
¿Disculpe señora calavera porque se lleva la ofrenda?
¡Que no ve que es de la escuela!
La calaverita lo miro y le dijo:
Te perdono maestro por ser muy valiente,
pero solo por esta vez te dejare con vida.